jueves, 30 de abril de 2020

5. Mujer (re)generada 4

Apocalipsis

El espíritu del Valle no muere jamás;
se llama lo Misterioso Femenino.
Danaides, John William Waterhouse
(Libro del Tao)            

Ella no es Pomona. Ni, como las Danaides,
una daga dorada oculta entre los senos.
Ella no es Calíope, aunque sea la voz y la belleza.
Y aunque, como las Náyades, ame fuentes y bosques,
no es Estigia, ni Dafne,
ni es la bella Afrodita
ni el sueño de los héroes.
Pero Ella ha nacido.
Como ananás fragante, se levanta
ungida de romero,
como custodia viva, derramando
cuatro copas dulcísimas:
Abrazo de la tierra,
música del aire,
luz violenta del fuego
y el almíbar del agua.
Ya no habrá nunca noche, porque Ella
se ha manifestado
con sus cuatro trompetas y su gloria.
Y así es la gran nueva, la alegría:
Porque Ella ha nacido
y esta es la señal, aleluya.
Que su gracia
sea con todos vosotros, aleluya.                                

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Los referentes mitológicos de este poema
Venus de Willendorf





Causa incausada

La noche de san juan
en la hora más ciega se aparece
coronada de rosas, como una llama blanca.
¿A quién festeja, a quién
busca encendida, a quién
lasciva y dulce, entregará su boca?
Los que la vieron, sueñan
con camelias azules estallando en las manos,
con bambúes fragantes y caobas y garzas.
Pero Ella, que mana de Sí misma
y a Sí propia regresa,
lleva en Sí todo el vino,
toda la miel, el heno, la salvia y los enjambres
florecidos en ojos y en caricias.
Con el alma en las manos
la Magna, la Dichosa, ferviente sobre atlas
atraviesa la tierra,
porque Ella es el mundo.


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